lunes, 3 de enero de 2011

EL DISFRUTE, UN PLACER HUMANO CASI DIVINO

Yo me pregunto si existe una producción humana que no sea producto del displacer y la necesidad de evitarlo o mitigarlo. 
Así sea para evitar el aburrimiento, o convocar a los dioses, a los cuales justamente se recurre como reconocimiento de la propia vulnerabilidad, 
Es mas, toda la cultura humana parece tener que ver con ese objetivo, el pedir asistencia divina, o el reducir el malestar o la incomodidad, o ambas cosas a la vez. 
Es evidente que para un niño como para un adulto, la delimitación de las normas y reglas en las que tiene que desempeñarse, allanan gran parte de la tarea.  
En la ambiguedad es difícil producir. 
Se me ocurre pensar en los test proyectivos, donde hay ambiguedad, y a mayor confusión mas recurre la persona a contestar de acuerdo a su mundo personal. a su mundo interno. 
Pero no está al margen de la presión de realizar un test y de dar una respuesta. De no ser así quizás no produciría nada, mas que angustia y malestar.
 O recurríría al PREJUICIO. El prejuicio allana el camino de la ambiguedad, ya que se lo considera una autopista suficientemente transitada como para no quedar si ayuda. 
Para llevar a cabo cualquier desempeño científico o artistico es necesario algo que no tiene buena prensa: un mínimo de disciplina.
No existe creación´partiendo de la nada.
Y la disciplina implica cierta posibilidad de autoimponerse límites.
Por tanto, quien diga que su actividad creativa es " a puro disfrute y libertad", no está teniendo en cuenta estos requisitos previos. 
Desde el meditador que debe empezar por vencer las tendencias de su ego, y los acosos de las ideas mundanas, hasta el artista que muchas veces debe escribir hojas enteras hasta que surja lo que va a quedar en el papel, o el pintor que debe manejar primero el dominio del color y del pincel y el lápiz hasta lograr encontrar su estilo, todo pasa por un período de entrenamiento, que requiere de cierta disciplina, aún en el mas bohemio de los artistas. 
En sus momentos creativos hay de por medio dedicación. Lo cual no tiene porque ser confundido con sufrimiento, o dolor. Todo lo contrario.
Me gustaría rescatar una idea de Csikszentmihalyi, quien en su libro, que lleva el título de FLUIR, habla de la importancia del esfuerzo en tareas que producen placer y disfrute. EL hace la diferenciación entre PLACER y DISFRUTE.
Por todo esto, es que me resulta difícil entender la resistencia a aceptar que justmente los límites bien puestos son imprescindibles para una estructuración del deseo y de su realización en el arte y la ciencia.
Poco o nada tiene que ver con el sufrimiento o el dolor esto. Simplemente este es un prejuicio más de nuestra mente occidental, que considera que todo esfuerzo es displacentero. 
Por tanto, considero que hay un falso criterio con respecto al esfuerzo y su papel en nuestro disfrute.
Crear es humano, disfrutar es casi divino. 

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