sábado, 3 de noviembre de 2012


EL ANIMAL MITOLÓGICO ARGENTINO
Ser mitológico porteño, sí, porteño..¿.porque no?
¿No podemos tener los porteños nuestra mitología?¿ O estamos condenados a lunfardo y nada más...?
En ella hay un ser que es como el dios de nuestros dioses: el
bandoneón.
El reúne en un solo ser al hombre con raíces europeas y mestizas, y corazón y pecho de fuelle estertóreo.
En todo porteño late el bandoneón. Pero algunos saben reconocer su respiración a alquitrán, su lento latido de siesta de extramuros. El cuerpo ominoso de esa hembra que no olvida el compás de su paso.
ASTOR, el astro máximo de nuestro bandoneón, pese a quien le pese, sin dejar de tener en cuenta a su maestro, el genial PICHUCO, ha quedado en mi recuerdo como el arquetipo del macho argentino.
Su cuerpo negro de camisa y pantalones, bandoneón oscuro y luces sobre esa abombada frente con ojos que mientras trasegaba el bandoneón miraban para adentro, hasta llegar a esos lugares de los cuales seguramente nunca se vuelve del todo.
Lugares de ensueño entre su BRONX de infancia, y su BUENOS AIRES de arredro juvenil.
No quiero recordar su partida para europa de la cual no hay regreso y esa muerte imposible y eterna.
Astor, irracional y magínfico. Genio y empecinado en reinventar lo que ya existía pero sin él, nada de veranos porteños, ni de hombres que canten a los chiquilines de bachín del este mundo y se la banquen.
¡Que increíble que camino por estos lugares míticos y nadie me ve¡¡¡¡. No obstante, voy observando como, junto con la pátina del anochecer se van uniendo a nuestro paseo recuerdos vivientes, con formas de edificios, llenos de sombras y luces. Nadas, nadies, que gritan por seguir teniendo un lugar en nuestra alma de cemento.
Y los gorriones que se posan sobre algún transeúnte que se detiene distraído, sin darse bien cuenta de donde se halla, aquí, en pleno centro del OLIMPO PORTEÑO.
Se puede observar un LUNA PARK que recuerda aún de sus noches memorable se box con LUCHO GATICA, RINGO BONAVENA, GALINDEZ, MONZÓN...
Este edificio increíblemente desolado guarda en las paredes aún el golpeteo de los puños contra las bolsas, las cadencionsas saltinatas de los boxeadores, entre sudor y esfuerzo.
Cerca de allí, no demasiado en el tiempo, el mas grande de los semidioses de nuestro parnaso: CARLOS GARDEL.
Y sin seguimos recorriendo la ciudad se abre por vericuetos de enigmas, que entremezclan hechos y ficciones mas reales que los hechos mismos.
Don Jorge LUIS ha hecho gala de descubrir orilleros que nunca existieron, guapos que atravesaron el mundo desde ese sur recreado entre neblina y ceguera.
Roberto Arlt no le discute, pese a la famosa antinomia de BOEDO y FLORIDA, y no deja de hacerme acordar su rufián melancolico, miembro dilecto de su elenco de locos, locos de buenos aires.
Ciudad de locos, baladas para locos, sueños de una ciudad que quiso ser un requiebro y fué LO FUE.

Pastillas para ser feliz

MONÓLOGO DE UNA MAÑANA DE SÁBADO

-Estoy leyendo el prospecto de esas pastillas que compré para ser feliz.
-¡No tengo los anteojos cerca...y no leo!
-¡Que desgracia. Si tiene contra indicaciones no sabré como evitarlas...!
-No, mejor no las tomo.
-Al final de cuentas, hasta ahora viví sin ellas.
-Sin la felicidad sobre todo. Y no me he muerto.
-Dejaré las pastillas para cuando tenga tiempo de buscar los anteojos. 


Kandinsky

viernes, 2 de noviembre de 2012

LA BURBUJA DE LA REALIDAD

Cada ser humano habita una burbuja. La de cada uno. 
Decimos que nos duele lo que pasa en nuestro país, en nuestro pueblo, en nuestro barrio, pero estamos casi permanentemente adheridos a la burbuja de nuestro ego. 
Por momentos, las burbujas de cada uno se adhieren a las de otro, como lo hacen las burbujas de jabón, formando una gran burbuja colectiva. 
Esa burbuja es la realidad. 
Cuando estalla, la gente entra en pánico. Ve lo que se negó a ver hasta ese momento. Actúa se solidariza, trabaja, se aúna y MILAGRO¡¡¡¡ RESURGE. 
Entonces, las burbujas se empiezan a despegar, unas de otras y volvemos a habitar, cada uno, nuestra propia burbuja...HASTA LA PRÓXIMA CRISIS.


Derek Boshier

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