sábado, 18 de mayo de 2013

El que se quema con leche, ve una vaca y llora



EL QUE SE QUEMA CON LECHE, VE UNA VACA Y LLORA

Y es así porque la primer reacción ante un hecho doloroso es la de la defensa, evitar volver a sufrir. "Ataque o huída" es la reacción primitiva y automática ante el peligro.
Llorar es una manera de anticiparse al sufrimiento, paradójicamente SUFRIENDO.
Algo que parece inexplicable lleva a las personas a PAGAR A CUENTA DE FUTUROS DOLORES, CON DOLOR PRESENTE, DOLOR A CUENTA.
Y entonces, lo que nos pasó una vez, ese mal de amor que nos hizo sufrir, se transforma en la historia que nos marca como personas desdichadas a la que amar nos hace mal. 
Así, desde las letras del tango se entroniza la imagen del amor desdichado, de la mujer como siempre peligrosa y traicionera, y de la pérdida de la fe. 
Entonces, desde el imaginario popular, un hombre argentino, tanguero, VE UNA MINA Y TIEMBLA....Y SE TOMA UN VINO PARA OLVIDAR¡¡¡
El dolor no tiene dueño, ni explicación, pero los seres humanos sólo podemos metabolizar las cosas, atravesar con cierta seguridad los malos momentos cuando les damos una explicación y le buscamos un culpable. 
Entoncs, seguimos por la vida MAL PERO ACOSTUMBRADOS, como decía el maestro FONTANARROSA. 
Estar mal y acostumbrados es un estado de mierda, pero previsible, y hasta controlable. 
Parece mentira pero hay gente, mucha, que prefiere estar segura, no importa de que tipo de certeza se trate, pero SEGURAS. 
Para saber lo que nos va a pasar somos capaces de leer horóscpos y consultar adivinos, leer las entrañas de las aves, o cosas más extrañas aún. 
Entonces, ante el la vista de lo temido, lo que el oráculo llamado VACA, nos anticipó, actuamos seguros, firmes, con uniforme de desgracia. 
Gente rara las personas, seres que antes de preguntarse que sienten, que desean, son capaces de rezar horas para acallar cualquier curiosidad o inquietud. 
Ante el mal asegurado y el llanto siempre listo, para las mujeres, y siempre prohibido para los hombres, ya no es necesario siquiera imaginar alternativas más constructivas, más divertidas, al menos. 
Entonces, para paliar el tedio de tanta certeza artera, el alchol es la compañía segura, que no traiciona, y los placeres fáciles están allí, para sellar el pacto con el miedo a ese peligro terrible, inminente que encierra VIVIR.

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