jueves, 8 de marzo de 2012

Incontenible

Incontenible. La tormenta es una de esas cosas totalmente incontenibles, sin control. Hace y deshace a su arbitrio. Si lo dejamos, nuestro cuerpo se deja llevar por obra y gracia del incontrolable caer líquido e impreciso. 
No se puede ni calcular donde caerá cada gota, cada chaparrón, que antojadiza cortina de interminables espejos acuosos derramará el cielo porque sí, nada más.
Respiro profundo y el olor de la tierra que exhuma vahos calientes me penetra el pecho. La espalda se distiende y se entrega al ritmo que todo lo domina, lo somete. 
Sin apuro ya, y en el antiguo escenario de las aguas danzantes, todo se ha transformado de repente en aguacero. 

George Turner


Cuando el cielo dio el aura

Clac clac toc  tic tan 
techo de chapas y cama de plumas
trueno de luces azules y naranjas.
El cuerpo se me eriza ante cada relámpago. 
Es todo intento al principio 
estallido de puro fuego y pura amenaza 
clac clac toc tic tan
tus ojos se posan sobre el pasto
y no siento ya el estruendo de mil nubes reventando
solo tus manos acariciando mi cuerpo
deslizando suaves como gotas
los dedos con electricidad del deseo.
Clac clac toc tic tan
ya estalló tu cuerpo y el cielo
es un dúo grácil y fecundo.
Estamos bailando danza de gotas
y un amor mojado y profundo.
Techo de gotas que resbalan como tus dedos,
como mil imágenes de todos los anhelos del cuerpo
que estallaron de pronto cuando el cielo dio el aura. 

Van Gogh

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