Incontenible. La tormenta es una de esas cosas totalmente incontenibles, sin control. Hace y deshace a su arbitrio. Si lo dejamos, nuestro cuerpo se deja llevar por obra y gracia del incontrolable caer líquido e impreciso. 
No se puede ni calcular donde caerá cada gota, cada chaparrón, que antojadiza cortina de interminables espejos acuosos derramará el cielo porque sí, nada más.
Respiro profundo y el olor de la tierra que exhuma vahos calientes me penetra el pecho. La espalda se distiende y se entrega al ritmo que todo lo domina, lo somete. 
Sin apuro ya, y en el antiguo escenario de las aguas danzantes, todo se ha transformado de repente en aguacero. 
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| George Turner | 
 
 
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