viernes, 10 de febrero de 2012

Imaginación y realidad

Paseaban dos gatos por la calle. El era negro, como el olvido. Ella blanca, como la escarcha.
Sus pasos apenas tocaban las baldosas de la vereda. No hablaban entre sí.
Los gatos son silenciosos, callados, introvertidos.
Viven en mundos paralelos. Nos miran solo para comer o demandar una caricia, una sola.
Pedro salió con el auto y no los vio. Para él eran dos seres a los que saludaba cuando estaba alegre, y se podía reír , pensando en lo raro que sería si ellos le contestasen con palabras, largas palabras con acento francés, y tono de enojo.
Pero ahora estaba aterido de celos, y nada se le ocurría mas que correr y seguirla a ella.
Ella era una gata, una bella y sigilosa gata, que se contoneaba en su silencio sonriente.
El corría hasta alcanzarla, y luego los dos caminaban, sin hablar, sin palabras, en mundos paralelos. Ella en su misteriosa sonrisa, él en sus terribles celos.

Sofonisba Anguizzola

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