martes, 18 de enero de 2011

ENTRE SUEÑOS Y PESADILLAS. CLEO

 La mujer estaba contemplando el río color de LEÓN con ojos apacibles.
La estancia blanca, del semipiso en PUERTO MADERO, se iba esfumando con la caida de la tarde.
  El ambiente estaba en total silencio. Había entrado ella, sin darse cuenta,  en una especie de estado letárgico.
Las lineas difusas del crepúculo  se fueron haciendo mas definidas hasta delimitar el contorno de un pobre cuartucho inmundo, sin siquiera lo necesario para tapar las impudicias humanas.
Allí vivían su madre y ella con sus hermanitos. Eran a veces ocho, a veces nueve, hasta el momento, pero siguieron viniendo.

Verónica, su mamá,  no planificaba nada. Su actitud era la de colonizar ese terreno usurpado a costa de poblarlo de hijos. 
A veces tenía la impresión de ver en su madre a una guerrillera que esgrimía su panza como  arma todo terreno de un mundo que no lograba entender.
 Pero sí sentía que era hostil.
 Marcelo moraba en la vivienda cada tanto.Decían que era laburador, pero muy pendenciero.
Por nada entraba en disputas y terminaba preso.
Así, la vida en ese hogar, para llamarlo de alguna manera, era una vida de mujeres con niños, donde cada tanto aparecía el hombre que fabricaba un nuevo bebé para volver a partir.
Todos vivían de la caridad del Municipio. Este les daba desde el alimento hasta los útiles para la escuela.
 Iban al colegio todos, porque era gratis y sllí  les daban de comer. 
  Verónica y sus hijos vivían de una pensión, que le otorgaba el gobierno, como obvio estímulo a esta  actitud suya de gestar y generar vida, no importaba como, ni donde.
 Cleo estaba, cosa rarísima, gozando de un rato de exclusiva soledad en ese sucucho de madera, mirando el techo por donde se veían las huellas de la lluvia cuando entraba a traves de los huecos.
Sus ojos disfrutaban de pendular sobre  la nada, hermosa nada en medio de esa exageración diaria de chicos, gritos,insultos,  peleas callejeras...
Era tan lindo estar así, viendo nada mas que el techo¡
 ¡Ella iba a salir de ese lugar de mierda¡. Ella lo iba a lograr. 
Ya iban a ver esos que los llamabas "okupas" y demás cosas, quien era ella¡
Imperceptiblemente, se abrió  la chapa que hacía de puerta de la casilla, y entró MARCELO.
Se dirigio a los tumbos hacia Cleo y se le tiró encima.
Su olor a alcohol era pesado y nauseabundo. De todas maneras, ya estaba acostumbrada. No a sentirlo tan cerca,
 El se había montado sobre ella, e insistía en sacarle la blusa.
Cleo se empezó a reir.
-Dejate de joder, Marcelo. Ya está. Andá a dormir que yo ya me voy.
-Quedate quietita, guacha, me oís? No te muevas, y dejame que estoy re caliente.Vos me vas ayudar, con esas tetitas lindas que tenés.
 -Marcelo, basta. dejame. Viene Mamá, dejate de joder....Marcelo conmigo no¡¡¡ me oís? Marcelo...




Lo demas es historia.
 Es tan grande el esfuerzo por olvidar ese momento en que la violó con toda la fuerza de un hombre alcoholico y en abstinencia sexual de varios meses de carcel, que aún siente el dolor que ejercía al principio con sus ojos para no ver, para no sentir nada.
Pero lo que nunca pudo borrar fue el olor del alcohol. No soportaba ese olor.
 Ella solo recuerda que su madre entra y la ve ensangrentada, y llorando, y le grita:
-hija de puta, ¿que te pasa? dejá de gritar que van a venir los vecinos. Y sabés que no nos quieren. No seas exagerada. Marce está cansado, tomó algo para festejar, dejalo en paz.
Veronica vio la sangre del pantalón de Cleo, y miró hacia otro lado.
-Andá a lavarte, que está por venir tu hermanito. Dale Cleo.
 Cleo sabía que no podía decir nada,  y que de ahí en más, ese tugurio era un lugar extraño y peligroso para ella
De repente algo había pasado y lo había cambiado todo para siempre. 
Se levantó y se fúe a cambiar el pantalón. Sin buscar nada, sin pensar en nada, salió y nunca más volvió.



De repente una sirena que sonaba en el Río de LA Plata trajo al presente a CLEO.
Se borraron las nubes del pasado lejano, dejando solo el aroma a vino añejo. Se desperezó y miró a su alrededor el departamento de PUERTO MADERO donde tenía su oficina de antención a sus clientes. Y se paró para atender a la mujer que la estaba esperando en el recibidor.
-"Señora, pase, yo se lo que ud. necesita. Ud. está mal porque la han defraudado. Tiene mal de amores, se le nota.Yo sé como ayudarla. No cobro nada por mi ayuda. Solo le pido que me dé algo que a usted le sobre, nada más".
La mujer ,que miraba espectante a Cleo le dijo inmediatamente
-"Un revolver, no lo quiero mas en mi casa".
Cleo asintió y se dispuso a escuchar a su nueva clienta.


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