jueves, 31 de enero de 2013

VOLVERLA A VER

VOLVERLA A VER. 

Fue una tarde, era muy tarde ya. Llovía. 
Recuerda, cada tanto, cuando se pone a analizar, que fue lo que pasó ese día, en que el cielo estaba color gris con ribetes negros. Inflado a punto de explotar. Y estallo. Diluvió.
Así, se despidió de ella y luego...no la volvió a llamar. 
La recordó. Si. ¿Cómo no recordarla, con esa belleza tan lejana, distante...y tan expuesta, a la vez?
Pero cada vez que estaba por tomar la decisión de llamarla, o escribirle algo... cualquier cosa, una señal de que la tenía presente, lo de siempre: desistir de la idea.
Sólo pensarlo le hacía sentir cierta cosas de incomodidad, de "para que...", "luego..." y seguro algo surgía. La comida lista, el programa de la tele que veía todas las tardes, sus consultas habituales con clientes...
Dilaciones. Excusas. ¿Falta de ganas? No. No se trataba de eso.
Ya lo pensaría mejor...
Así fue pasando un día y otro.
Y cada vez le resultaba más artificial el motivo por el cual dirigirse a ella.
Finalmente, un día desistió.
-Ya fue.
Siguió con los eventos de fin del año. Todas eran reuniones con personas que vería en breve, pero festejando y despidiéndose de ellas cómo si nunca más fuesen a encontrarse.
¿Raro no?
A ella no la volvió a ver.
Ya había pasado demasiado tiempo.
Uno se despide de la gente cuando piensa volver a verla pronto. Le dice ADIÓS cuándo sabe que es HASTA LUEGO.
De lo contrario, mira para el costado, y sigue caminando.
Germán apuró el paso. Un nubarrón amenazaba otra tormenta como aquella...
-"hola, habla Germán...sí, ¿te acordás que quedamos en hablarnos para tomar algo?. Bueno. Pensé en vos, una vez más. ¿Te gustaría caminar bajo la lluvia?.....
Esas cosas pasan. La gente no siempre hace lo que dice. Ni sabe que va a terminar haciendo de su vida.
Las tormentas son buenos momentos de encuentro. Suelen revolucionar todo.
Barajar y dar de nuevo. 

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