El enamoramiento ha sido estudiado por distintas disciplinas. Y se han encontrado explicaciones desde anatómicas hasta sociales y etológicas.
Pero el amor es algo diferente. Es la continuidad de los gestos y sentimientos del enamoramiento, sin la obsesión que los caracteriza a los segundos, y con la capacidad aceptar al ser amado con sus virtudes y sus defectos.
Parece muy difícil esto. Pero se da en cada pareja que disfruta de su relación y la sostiene en el tiempo, más allá de los avatares que puedan ponerla en riesgo. En realidad, ante el amor, las dificultades suelen ser motivos de fortalecimiento. Cuanto más se debe luchar para mantener una relación, más se la valora, y se la disfruta.
Y entonces, los momentos compartidos se transforman en la recompensa más preciada.
Enamorarse es algo tan agradable, que puede generar hábito. Adicción. La adrenalina que despierta, la atención exclusiva al objeto de enamoramiento, excluyendo así los problemas tediosos de la vida cotidiana, y a veces abrumadores, hace que enamorarse o buscar hacerlo sea la droga por excelencia.
El famoso DON JUANISMO puede tener que ver con este deporte tan atractivo de estar siempre en ese estado de excitación propio de estar enamorado.
Pero el amor es algo diferente. Es fruto de la conciencia y de la aceptación. No hay necedad en el amor, sino reciprocidad. El amor se retroalimenta. Un amor que no se corresponde a la corta o a la larga muere.
Pero el amor es algo diferente. Es la continuidad de los gestos y sentimientos del enamoramiento, sin la obsesión que los caracteriza a los segundos, y con la capacidad aceptar al ser amado con sus virtudes y sus defectos.
Parece muy difícil esto. Pero se da en cada pareja que disfruta de su relación y la sostiene en el tiempo, más allá de los avatares que puedan ponerla en riesgo. En realidad, ante el amor, las dificultades suelen ser motivos de fortalecimiento. Cuanto más se debe luchar para mantener una relación, más se la valora, y se la disfruta.
Y entonces, los momentos compartidos se transforman en la recompensa más preciada.
Enamorarse es algo tan agradable, que puede generar hábito. Adicción. La adrenalina que despierta, la atención exclusiva al objeto de enamoramiento, excluyendo así los problemas tediosos de la vida cotidiana, y a veces abrumadores, hace que enamorarse o buscar hacerlo sea la droga por excelencia.
El famoso DON JUANISMO puede tener que ver con este deporte tan atractivo de estar siempre en ese estado de excitación propio de estar enamorado.
Pero el amor es algo diferente. Es fruto de la conciencia y de la aceptación. No hay necedad en el amor, sino reciprocidad. El amor se retroalimenta. Un amor que no se corresponde a la corta o a la larga muere.
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