sábado, 24 de septiembre de 2011

LITTLE LILLY

Ella era chiquita. Muy chiquita y a la vez, madre de su madre. Difícil situación y muy común.
Esa noche salió a hacer de cuenta que era solo una joven mujer sin nada mas que sus deseos de ser deseada, vista, mirada, perseguida de forma consentida.
En la calle había muchos otros personajes. Estaban los que circunstancialmente habían tenido que ir a comprar un remedio a la farmacia, en medio de la noche.
Los que hacían cola en la misma por un chupete para el bebé.
Y las consabidas mujeres que trabajan desde que el mundo es mundo en distintas formas y clases de orbes.
Lili miraba todo con su mirada ingenua, nueva.
Estaba el señor NO ESPERO NADA DE LA VIDA, con sus dedos afilados, listos para saltar sobre su futura presa, la incauta que se enganchase en la siempre vigente ilusión de pretender SER LA QUE CAMBIE TU VIDA...
También vió a mujeres apresuradas, paridas de colectivos hacinados, donde la gente se acumula sin ningún otro deseo que el de moverse mas rápido por el mundo, haciendo de cuenta que está sola, en medio de multitudes igualmente motivadas por ese deseo de simil soledad.
Coches de tamaños inauditos, con luces agresivas, que sacaban sus destellos para hacer notar de que son capaces los hombres con tal de lograr pasar por encima de lo imposible....
Era tan atractiva la noche¡¡¡¡ Tan llena de miserias solitarias y tan poblada de ansiedad y espectativas¡¡¡
Lili simplemente caminaba. El aire le acariciaba la piel. Sentía algo parecido a un placer erótico al desplazarse en ese entorno nocturno, donde los mundos confluyen sin rozarse.
De pronto....allí estaba¡¡¡¡ Ella, la luna.
Encontrarla así, salvaje, no domesticada por la compañía de las macetas de malvones de su balcón, la desarmó. Se enganchó en la belleza incorruptible de esa eterna sedutora.
Un transeúnte sumido en los efectos de su porro, la miró con extravío, cortando la magia del encuentro.
La luna ahora se mostraba lasciva, promiscua, peligrosa.
Lili compró los cigarrillos y rápidamente, sin dar lugar a pensarlo, sacó uno y lo encendió.
DIEGO MANUEL PUENTE
Ahora si.... tranquila, volvió a la casa de la pequeña, Little LILI, a cuidar a mamá SOLEDAD. 








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