La gente negativa es la que nos ayuda a quienes queremos ser positivos, a entrenar.
Derribar sus constantes objeciones, sus obstáculos hasta para resiprar el mismo aire sin encontrar una queja, nos ayuda a ver el lado breve y bueno de la vida.
Lo malo de la gente negativa es no saber aprender con ella, y no de ella.
Y además, el problema es que esta gente son puro goce, sin estribos, pura muerte encarnada, y palpitante. Y no hay forma de reciprocidad que vaya a cuento con ellos.
En definitiva, la gente negativa se torna en un buen objeto a sortear, y dejar atrás, lejos...
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