jueves, 13 de septiembre de 2012

Lo que creemos poseer EN REALIDAD NOS POSEE.

Hoy, en lo personal, estoy haciendo algo diferente.
Veo de quien me apego. Observo la sensación que me causa ese ESTAR APEGADA, y cuando esa sensación es de DEPENDENCIA, de ANSIEDAD y de sentimiento de carencia o abstinencia de algún tipo, TODO DISTANCIA de ese vínculo.
No atribuyo ningún tipo de mala cualidad al otro, sino que observo y trabajo MI RELACIÓN CON EL OTRO.
En un momento dado de mi vida, desde muy joven, tuve dificultades con la alimentación. No llegué la obesidad ni a la bulimia. Tuve momentos de anorexia, leves, en situaciones de desamor y pérdida reales, de la vida cotidiana, como separaciones, por ejemplo.
De cada separación salí como de un instituto de adelgazamiento. Con varios kilos menos. No estaba mal, porque en general tienda a juntar un par. Y al separarme de una pareja con la que las cosas se habían ido de cauce, también se me cortó eso de las ganas de comer, o mejor dicho, el placer por comer.
Creo que hay una diferencia entre ello.
Uno puede comer sin apreciar el sabor especial de la comida.
Y puede disfrutar de la comida como uno de los placeres mas grandes de este mundo. Eso tiene que ver mucho con LA GULA.
No pienso los pecados en su sentido MORAL sino en sus consecuencias para la libertad de elegir.
Aquellas cosas que nos generan dependencia nos hacen esclavos de ellas. y por lo tanto, infelices si no las tenemos.
Entramos en un error. Nada que tengamos nos puede hacer felices. Porque la felicidad no está en EL TENER.
Y eso no lo digo desde el altruismo, sino desde el vínculo adictivo. Ningún acto de posesión es definitivo.
Porque NADA LO ES.
Lo que creemos poseer EN REALIDAD NOS POSEE.
Una vez que se invierte esa supuesta actitud de dominio y control que pretendemos establecer con las cosas, para eternizar algo en nuestra efímera y evanescente vida, hemos perdido el sentido de la misma: el instante.
Por todo ello, creo que ninguna propiedad proporciona más que un mero placer, que a su vez vuelve a exigirnos repetir actos para sentirlo nuevamente.
El placer es contrario a la libertad cuando vasa el frágil límite del gozo momentáneo para trasformarse en CONDICIÓN DE SENTIDO DE LA VIDA MISMA.


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