Mercado persa que se despliega enfrente de los tomadores de sol a ultranza. Un mercado de aritos, pulseras, vestidos, choclos y ensalada de fruta, asolaban la playa. Los despiadados voceos de los vendedores no respetan ese único e irrepetible encuentro con el mar...No les importa.
Todo suceso es pasible de ser utilizado como una excusa para el comercio de la vida cotidiana.
Ilya Repin |
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