Después de mucho tiempo volví a sentir el fuego del enojo. Y recordé que bajo sus efectos soy capaz de transformarme en un ser temible, y muy desagradable.
Mi enojo tenía motivos, pero la mas agredida fui yo, por haber padecido lo que me enojó y por reencontrarme con esa parte de mí con la que no suelo tener trato habitualmente. Por haberla marginado a un lugar totalmente inaccesible a mi conciencia. La única llave de acceso a esos repudiados la tenía la ira.
¡Que increíble, entregarme a mano de la peor de todas mis emociones!
El malestar de ese encuentro conmigo misma me retrotrajo a otros momentos de mucho dolor, y ahora...estoy empezando a buscar ser mas permisiva con todas mis emociones. Al final de cuenta, son partes de mi misma.
Modigliani |
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