domingo, 11 de diciembre de 2011

REFLEXIONES SOBRE LA VIOLENCIA, para Beto Martins



Salvador Dalí


Delimitar en que momento la violencia está al servicio de la razón, es una tarea ardua. 
Comúnmente se justifican a posteriri los hechos violentos, haciéndolos pasar por razonables.  
Únicamente pueden entenderse " al servicio de la razón" las violencias que se ejercen en el intento de salirse de situaciones violentas. 
 La violencia es parte de la naturaleza humana. Y la sociedad cumple una función de contención de dicha violencia, encauzándola de acuerdo a fines socialmente aceptados, como las guerras, por ejemplo. 
Asimismo hay un rol represor de las conductas agresivas por parte de los niños, por ejemplo, que está delegada a sus padres o de quienes los cuidan y educan. 
Cuando éste rol que debe funcionar reprimiendo las conductas agresivas , re encausando la agresividad en otros fines como el juego, o el deporte, no lo logra hacer, la violencia se desata sobre el entorno más cercano.
La palabra REPRIMIR ha pasado a tener tan mala prensa que ha sido excluida de los discursos púbicos y ha sido puesta en la cárcel de las palabras. 
Por ende, una función esencial para PERMITIR, como es su contrapartida, está sola por el mundo y haciendo estragos. Luego nos preguntamos "¿por qué?"
La violencia es moneda corriente en nuestra vida cotidiana. 
Los niños son los mas afectados por ella ya que la padecen pasivamente. Mas cuando los adultos desertamos del rol de poner límites, el lugar de la violencia activa es ocupado por el niño quien, generalmente, tiene sus cuentas pendientes, pero además, carece de la madurez para evaluar las consecuencias de sus actos y moderar sus impulsos.
No sería conveniente juzgar a las conductas violentas como negativas, en todas las situaciones. En realidad, generaciones anteriores a la actual han hecho apología de la violencia en pos de ideales. La violencia justificada por fines como la justicia y la equidad, ha convalidado, de alguna manera, el uso de la violencia.
La hipocresía y los dobles discursos producen malos entendidos que se traducen en respuestas violentas. 
Si se deja abierta la vía de la violencia, de alguna manera se la está convocando. La violencia es parte de nosotros. La cuestión es como convivimos con ella.
Desde la BIBLIA a otros escritos religiosos, el papel de la violencia está en los orígenes mismos. No debería asombrarnos observar que hay hechos de violencia sino ponernos a actuar rápidamente, para dejar bien en claro que son REPUDIADOS SOCIALMENTE.
La sociedad, después de todo, no es demasiado más que el dispositivo en que se canaliza la violencia, cediendo su ejercicio a una entidad supraindividual. Lo que la sociedad hace con esa delegación se convertirá en su historia.
El arte es la única forma no agresiva de escapar al sometimiento social
No todos los niños que sufren y padecen situaciones violentas son violentos. Solo los que se atreven a tomar una actitud activa ante su situación.
Hay niños que pueden esperar, antes de responder a la violencia que reciben. Otros racionalizan y justifican que se les grite, pegue y desvalorice. Luego andan por el mundo con una baja autoestima. 
Solo unos pocos devuelven con la misma moneda. Y otros, simplemente, SON VIOLENTOS y no encuentran adultos que los frenen.
Las sociedades han encontrado, a lo largo de la historia, formas de domeñar la violencia.
El deporte, canalizando la tendencia natural a competir, y quitándole a esta competencia su carácter destructivo, ha sido una de las formas mas eficaces de canalización de la violencia. 
El juego, la dramatización, como lo es EL TEATRO, con su rol de catarsis, son dispositivos para canalizar la violencia, y encontrar formas de dar salida de manera social a los sentimientos agresivos.
De todas maneras, nada de esto es suficiente si no hay una clara expresión de lo que se considera SOCIALMENTE REPUDIABLE.
¿En que ESPEJO SOCIAL se miran los chicos violentos?
Podemos ENTENDER, y hasta ACEPTAR LA VIOLENCIA, cuando le encontramos un SENTIDO. 
Lo que no terminamos de entender es que NO HAY SENTIDO PARA LA VIOLENCIA, PORQUE ÉSTA ES LA FALLA PARA ENCONTRAR UN SENTIDO.
Toda justificación de la violencia es nada más y nada menos que eso: su JUSTIFICACIÓN.
La rebelión ante la violencia padecida, es una violencia socialmente aceptada. 
¿Pero que pasa cuando esta rebelión pierde su cauce y se transforma en violenta?
Que pasa con la venganza cuando se entroniza en el lugar de lo que llamamos JUSTICIA, que es la delegación de la violencia en la sociedad?
De todas maneras, y mas allá de tantos interrogantes que uno se plantea ante los hechos de violencia, es importante destacar la gravedad de las conductas violentas impulsivas, DE LAS CONDUCTAS IMPULSIVAS EN GENERAL. 
Estas hablan de una inmadurez para el control interno pero a la vez dicen de una sociedad que no se anima a repudiar de forma clara lo que de alguna manera le es funcional: los impulsos de las personas transformadas en masas.


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