El encuentro con uno es casi siempre eludido. Buscamos de mil maneras cosas que nos distraigan del enfrentamiento con ese extraño conocido que somos.
Ese temor nos lleva a perder el disfrute de la relación con nosotros mismos, indispensable para una relación armónica y real con el prójimo. Sin famtasmas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario