Como cajones donde se unen un botón de  una prenda que ya no tengo, con las cartas donde algún rasgo queda de lo que sentí ...
Que extraño es esto de abrir cajones y seguir indiferente, como si no estuviesen allí a la espera de un acuse de recibo...
No hay lágrimas, ni siquiera una mota de amargura, ni curiosidad.
No obstante, uno cierra el cajón, sabiendo que ese objeto permanecerá allí, a despecho de la racionalidad de las cosas, de los sentimientos en sepia y de las evidencias del presente, que le niega un lugar fuera de su confinamiento rectangular.
Es así como los objetos hablan.
Que extraño es esto de abrir cajones y seguir indiferente, como si no estuviesen allí a la espera de un acuse de recibo...
No hay lágrimas, ni siquiera una mota de amargura, ni curiosidad.
No obstante, uno cierra el cajón, sabiendo que ese objeto permanecerá allí, a despecho de la racionalidad de las cosas, de los sentimientos en sepia y de las evidencias del presente, que le niega un lugar fuera de su confinamiento rectangular.
Es así como los objetos hablan.
 
 
ES UNA ETAPA DE CRUEL MELANCOLIA.
ResponderEliminarNOS PASA A TODOS LOS MORTALES!!!