jueves, 28 de abril de 2011

PALABRAS A MI MISMA

Todas las cosas que digo me salpican.
Cuando insulto a alguien, parte de la amargura de mis palabras cae sobre mí, ya que soy quien está mas cerca.
Así, no se trata de no decir, de silenciar lo que siento. Sino mas bien, de ser la dueña de lo que digo. 
Y si estoy dispuesta a bañarme de afecto, empezar por darlo. 
La persona que nunca va a quedar ajena a las injusticias que yo cometa contra mi entorno, seré yo. 
Y cuando sienta que un derrame de ternura que surje de mis entrañas,  es contenido en mis gestos por pura desidia, por desconfianza, esa ternura tornará en tristeza, como leche cuajada. 
Se que las lágrimas son saladas, cuando me las trago, y calientes cuando las dejo besar mis mejillas.  
Y también he comprendido que no hay peor juicio que el de mi mirada sobre mi pobre persona indefensa.  
Si no puedo confiar en mi capacidad de ser tolerante con esta persona con la que convivo todos los días, y con la que moriré en algún momento como en una cita infalible, poco puedo esperar del prójimo. 
Las situaciones son muchas veces adversas, injustas, y hasta crueles,  pero ante ellas puedo yo construir una fortaleza si en lugar de someterme a la seguridad de la sentencia, intento simplemente dejarme ser.  

1 comentario:

  1. Estimada Marta:

    Doblegar la sentencia, al sumo de la naturaleza estricta del conocimiento, no es dado a los humanos, sino a los dioses.
    Nosotros, los mortales, debemos conformarnos con elucubrar un destino posible, ajustando nuestro criterio - si existe - a la vida mundana.
    En ella, atrapados quedamos, y siempre a la espera de un hermoso devenir.
    Por lo tanto, el pensamiento, la razón, el criterio, son momentos de ilusión mental y no otra cosa.
    La génesis de ese ajustarse uno a las situaciones, obedece a una forma de conformar a ciertos esquemas.
    Liberarse uno del yugo opresor de esos esquemas es parte de la vida.
    No debes sentirte culpable ni triste por nada.
    Debes abrazar la vida y sentirte con ánimo suficiente para enamorar al mundo y regalarte a las delicias que esta vida nos ofrece sin más.

    Mi vieja, dice:

    "Si quieres ser feliz, no analices, no analices"

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