lunes, 25 de febrero de 2013



La NEGACIÓN ante lo evidente da alas a la locura, y así vemos cómo ésta última se enseñorea en tantos lugares dónde los anteojos de NO VER nunca faltan. 
Se puede, no obstante, convivir con lo molesto y lo desagradable sin el precio de hacer de cuenta de que no existen. 
Hasta diría que colaboraría para dar más placer a lo agradable, y más valor al esfuerzo. 
Ejercitar la capacidad de tolerar lo que no nos gusta pero vemos cómo correcto, así como tomamos una medicina por los resultados que esperamos d ella, nos ayudará, finalmente, a que lo correcto termine siendo, en sí mismo, placentero. 
Vivimos en una sociedad donde la única ética detentada por el poder es la de Maquiavelo: EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS. 
Todo fin justifica los medios si se trata del placer propio y el displacer de los otros. 
Pero ésto, a la larga, se transforma en un boomerang. 
La negación nos hace más gordos, más dependientes de lo que creemos amar, y más solitarios de paz y verdad.

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