lunes, 25 de febrero de 2013



El costo de no negar es aceptar cierto malestar propio de la cultura. 
El ámbito de lo humano no es el del placer. De ser así, estaríamos aún en el paraíso perdido. Y va de suyo que éste sólo se logra con la pérdida de la lucidez. 
Se hace lo que se puede para disfrutar hasta de los tragos amargos.
Después de todo, la vida está hecho de contrastes. 
De lo contrario. la ceguera se lleva puesta toda posibilidad de construir lo humano, más allá de lo que creemos posible.

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