domingo, 6 de noviembre de 2011

Un ser diferente no tiene lugar en el mundo.

Hace ya unos cuantos años atrás me sedujo enormemente la frescura y originalidad de una película alemana: EL ENIGMA DE KASPAR HAUSER.
 Su director, WERNER HERZOG pasó a ser uno de mis ídolos de adolescencia.
Werner Herzog me hizo gozar de un muy personal vampiro, nada parecido a lo conocido hasta entonces a través de su versión Hollywoodense, Bella Lugossi mediante.
Este ser mostrado genialmente por HERZOG no es el Dracula egregio en medio de su atemporalidad y muerte eterna, sino un anciano en interminable decadencia, al límite de lo concebible.
Allí conocí al gran actor y excéntrico personaje que fue su actor favorito; KLAUS KINSKY, padre de NATAYA KINSY, con quien el director mantuvo una relación por demás compleja y apasionante.
Esta película, EL ENIGMA... está  basada en una historia real, y vinculada al ensayo escrito en su momento por Jean Marc Itard, sobre EL SALVAJE DE AVEIRON, donde se estudia la extraña situación de niños y jóvenes  que aparecían en estado primitivo, abandonados en extraños parajes alejados de la civilización, en distintos lugares de Europa.
Hubo varios casos de este tipo, de niños llamados por tal motivo, NIÑOS LOBOS, dado que no accedían al lenguaje humano, y eran insensibles al frío y al calor.
En AVEYRON se descubre un caso de este tipo que es estudiado por JEAN ITARD.
La teoría de ITARD sostiene en la influencia de la cultura y de la sociedad son  imprescindible para lograr, entre otras cosas, el desasrrollo del lenguaje humano, así como las sensaciones humanas mas comunes: al frío, al calor, etc.
Se supone que es esencial la estimulación del medio para que se desarrollen las características humanas esenciales.
 Así, cuando un pequeño es criado por un animal, como ha sido el caso de niños criados y amamantados por lobas, por ejemplo, salvaban su vida pero estaban excluídos de la comunidad humana, por su falta de estimulación en los momentos de maduración de su sistema nervioso.
Cuando esto no se produce en su momento, difícilmente tendrá lugar fuera de tiempo.
Pero lo paradójico de todo esto, volviendo a mi película,  es que KASPAR es un ser sumamente humano, sensible, y se adapta con enorme facilidad a ese entorno en el que es puesto de pronto por el destino.
Es la sociedad alemana de su época, muy dogmática y cientificista, y poco romántica, que no puede entender lo que no se mide o evalúa científicamente. 
Un ser diferente no tiene lugar en el mundo.
Este mensaje me quedó gravado a fuego. Fue de ahí en más que no pude olvidar nunca las escenas de Kaspar muerto y la autopsia con la que por fin logran dar alguna respuesta ante lo inexplicable del ser humano.
En ese entonces, leía a HERMAN HESSE, como muchos adolescentes de la época.
 WERNER HERZOG fue un ser que me acompañó a lo largo de toda mi vida, con sus originales películas, como AGUIRRE O LA IRA DE DIOS, o NOSFERATU EL VAMPIRO, y tantas otras.
Una de ellas, que nunca olvidaré, un barco subía por una montaña en el PERÚ. Y se escuchaba la voz del maravilloso, CARUSSO, en medio de la selva amazónica y toda su salvaje belleza.

Creo que a todo adolescente le resulta familiar la sensación de sentirse ajeno y diferente, e incomprendido por el resto de los mortales. A mi me ha pasado.
Este retazo de memoria adolescente sigue registrada en mi memoria al modo del cine.

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