Ella soñaba con volver a verlo. Pero sabía que eso era practicamente una utopía. El le ofrecía el aire y ella se moría de sed.
Eran tan parecidos y eso hacía mas evidente cualquier pequeña diferencia, que enseguida provocaba un dolor: no ser uno.
Finalmente ella eligió la utopia de la vida a contraluz con su alma. Los días placenteros de dialogos interiores, y la leve tristeza de lo que no pudo ser.
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