viernes, 20 de mayo de 2011

JUNTOS

Dos cosas que justifican ampliamente cualquier cansancio, cualquier desvelo: caminar juntos y charlar de cosas intrascendentes, durante horas sin darnos cuenta del paso del tiempo. Atravesar las horas de la noche como si esta no nos pusiese freno, al menos una vez cada tanto. Hacerle la zancadilla a la rutina a veces demasiado avara.
Ningún otro placer se le equipara.

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