La musa en el Parnaso estaba aburrida. Tirada en la catrera a la espera de clientes demandantes de su ayuda, bostezaba y cabeceaba. Es que éstos, en los últimos tiempos, se habían ido acostumbrando a que se los fuese a buscar en un micro, como los de los escolares, vieron?
Y como la musa no sabía manejar, el mundo
se quedó sin poesía...
Mariano Fortuny
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