Noto a diario un criterio hedonista de la vida.
El hedonismo es la doctrina filosófica basada en la búsqueda del placer y la supresión del dolor como objetivo o razón de ser de la vida.
Es la doctrina que considera el placer como el fin de la vida, por lo que se deduce que los seres humanos deberíamos dedicarnos exclusivamente a vivir en su eterna búsqueda.
Se debe evitar el sufrimiento, el dolor, y se debe buscar ser feliz a cualquier precio. Esta concepción me parece al menos parcial, edulcorada, e infantil, naif.
Por otro lado, sin contacto con el amplio espectro de nuestros sentimientos, dejamos de saber quienes somos.
Y eso es perder parte de nuestra identidad.
Esta sociedad tan individualista en apariencia, promueve una identidad difusa, masificada, que se satisface glotonamente con excesos de todo tipo, para evitar cualquier asomo de malestar por privación o carencia. Cayendo,entonces, en que hay una ausencia de la noción de la falta, que ha transformado esta sociedad en desmotivada autonómicamente,y dependiente en todo sentido del estímulo social.
No hay individuos, si no hay posibilidad de abordar en soledad las propias experiencias de vacíos, de fracturas, de dolores, de duelos.
No obstante, la sociedad PREDIGERIDA que tenemos, nos da todo listo para ser usado, a tal punto que no se nos permite ser dueños de atravesar experiencias tan importantes como la de las pérdidas, los dolores, las insatisfacciones.
Es una cultura pendeja, adolescente, que pretende que POSITIVO es igual a NEGACIÓN DE LA REALIDAD.
Ninguna cultura avanza sobre el adormecimiento de sus luchas.
Con panza llena corazón contento... dice el dicho popular. Y mentes embotadas, agrego yo.
Socrates se proponía como el tábano, estar siempre listo para despertar a la sociedad dormida y cómoda de su epoca. Y lo sigue haciendo.
Ningun saber es duradero si no se transforma en acción.
No estoy de acuerdo con promover una cultura de la culpa ni del dolor, masoquista y viviendo de la carroña del pasado. Pero tampoco sirve negar aquello que nos duele ver, porque mientras hay dolor, hay registro de lo que nos hace mal y nos lastima.
No me parece mal como objetivo la busqueda de la felicidad, pero habría que delimitar que quiere decir esta palabrita aparentemente tan clara, pero que encierra tantas acepciones como personas hay en el mundo.
Sabemos que la civilización y la ciencia, el arte, y todo lo que el ser humano ha logrado,ha sido hijo de la necesidad y no del exceso y del placer.
Esta reflexión me surgió al leer hoy varias veces el tema de la cierta tristeza que se trasuntaba en PALABRAS A MI MISMA.
En lo personal, me enriquecen tanto mis momentos difíciles, dolorosos, a los que no busco, por cierto, como los de plenitud y felicidad, que siempre son menos.
Por tanto, como he notado este temor a ser invadidos por la depresión, la tristeza, diría que no hay que temer a la tristeza, hay que atravesarla, enfrentarla.
Es parte de nuestros sentimientos ante las perdidas y los cambios vitales.
Y de allí a confundirla con la DEPRESION hay una gran distancia. Esta es una deformación de nuestra manera actual . reduccionista y medicalista de pretender que los dolores del alma deben ser dolores médicos y con remedios precisos.
Simplemente, los dolores son parte de la vida. Y cuando alguien muere, lo mas cuerdo que nos puede pasar, si era alguien querido, es sufrir su perdida y llorar su ausencia.
No ayudan mucho las nuevas formas de ritualizar las pérdidas, negándolas, así como a la muerte misma, para la cual ya hoy no hay ni siquiera un tiempo destinado al duelo y la despedida social de la persona fallecida.
Cuando alguien muere, se lo saca lo más rápidamente del medio, y se lo lleva a un cementerio parque donde uno lo que menos puede apreciar son iconos de la ausencia del ser querido. . Es una prolongación de los parques de los countrys. Todo pasto y sol.
Evitar los duelos es justamente lo que, en nuestra época, suele conducir a la tan temida DEPRESIÓN.
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