sábado, 5 de marzo de 2011

LA MOLESTIA DE LAS COSAS

 La realidad está hecha de cosas que pueden molestarnos. De hecho, la no tolerancia a esa molestia es el indicador mas claro de inmadurez en el ser humano. 
 Ell pensamiento de que todo lo que nos rodea tiene que estar hecho para hacernos sentir bien y evitarnos el malestar es del orden de una incapacidad para aceptar que uno es un o entre otros seres y cosas de este mundo, y que nuestra importancia no tiene porque se mayor que la de los seres  que nos rodean.
A medida que cualquiera de nosotros va avanzando en la vida, enfrentando obstáculos, sobre todo los propios, va incorporando el disfrute de la superación de esos obstáculos.
Eso es parte del aprendizaje, del crecimiento.
Del egocentrissmo propio de la infancia se va abriendo un mundo que se conoce como ajeno en tanto que se opone a uno, que le obliga a acomodaciones, a cambios, a trabajo.
Eso puede resultar molesto, porque conlleva la salida de la natural comodidad del egocentrismo.
-"El que no piensa como yo no debiera morir..."
.Ese dicho habla de la imposibilidad de asimilar la existencia de otros con los cuales convivimos, y que tienen tanto derecho como nosotros a estar, a accionar, a buscar sus fines.
El trabajo del ser humano no es tanto de conquista exterior como de trabajo sobre esos aspectos inmaduros y egocentricos que han sido puestos de manifiesto por  GALILEO GALILEI, DARWIN, FREUD, y otros, al llevarnos a confrontar que el pensamiento humano es dialógico.
Es gracias el estímulo que el otro ejerce en mi, a sus molestias, a sus desafíos, a su amor, que acciono, proacciono, y cambio.
Los seres humanos no podemos ver nuestra imagen mas que en la mirada de los otros. Mirada que nunca es inocente, ni pura, está cargada del observador, de sus preconceptos sobre mi, de sus prejuicios...
Por tanto, el descubrimiento humano es sobre el territorio ignoto que es EL PROPIO SER HUMANO.
De su capacidad de modificar y crecer en respuesta a los molesto otros que oponen resistencias.
De ellas logramos, si las superamos, la mayor felicidad.




ALEJANDRO ARREPOL VILLANUEVA

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