sábado, 1 de enero de 2011

TENGO QUE ACOSTUMBRARME A TENER MAS KILOS CON LOS AÑOS?


Jury Inushkin



Sin lugar a dudas, no es así.
 No es sano para el cuerpo cargar con kilos de mas luego de llegar al límite del desarrollo,que, de acuerdo a las últimas apreciaciones científicas, llega a los 21 aproximadamente.
 Lo que no aumenta en altura, puede aumentar en masa muscular producto de la actividad fisica. El peso ideal se obtiene de una formula llamada formula de quetelet.
El índice de Quetelet o índice de masa corporal se basa en la magnitud de la talla, medida en metros, y del peso, expresado en kilos. Se calcula dividiendo el peso por el cuadrado de la talla. 
La obesidad de tipo I, leve corresponde a cifras entre 25,0 y 29,9.
La obesidad de tipo II, moderada, corresponde a índices entre 30,0 y 40,0.
En cuanto a la obesidad grave, la de tipo III, es aquella cuyo índice de Quetelet supera el valor de 40
.Por tanto, como vemos, esta formula tiene en cuenta la altura y la talla, pero de ninguna manera la relaciona con variaciones de acuerdo a la edad.
¿Que nos hace pensar que una persona a medida que pasan los años se debe conformar con un cuerpo menos armónico, mas pesado, menos ágil?
Justamente la agilidad que se tiene en la juventud muchas veces se pierde por problemas de sobrepeso que luego se transforman en obesidad, mucho antes de llegar a la vejez.
 Que una mujer supere los treinta y cinco o cuarenta años, no la condena a pesar mas que cuando tenía veinte.
Es real que el cuerpo atraviesa cambios, sobre todo en la mujer, con el climaterio y la menopausia, que hacen mas lento el metabolismo.
Pero también es cierto que a partir de ese momento no pasará por mas desequilibrios de peso tan grandes como los que debió pasar a causa de los embarazos
Por lo tanto se podría esperar una mayor estabilidad en el peso corporal, si se controla la ingesta de alimentos, su cantidad.
Asimismo, es fundamental tener en cuenta que la actividad física, o el movimiento corporal, el simple hecho de caminar, de bailar o desarrollar tareas habituales, no evitando movimientos como subir escaleras, o caminar un par de cuadras en vez de recurrir al auto, mantienen el metabolismo en un estado adecuado, si la ingesta de alimentos no es excesiva.
  El metabolismo basal se refiere a las necesidades calóricas mínimas para mantener las funciones vitales del organismo en reposo, o sea, sin actividad física.
 A este egreso calórico debe agregarse el del gasto que se realiza en las tareas diarias, laborales, entretenimiento y deporte.
 A la suma de las calorías ingeridas en el día debe restarse el total de calorías del metabolismo basal mas el invertido en las otras actividades realizadas, y si este número resulta positivo, tenemos como consecuencia acumulación de grasa.
Si en cambio hay un equilibrio entre ambos, tendremos un peso estable, ya que el ingreso de calorías es igual al egreso.
Si en cambio el egreso es mayor que el ingreso, que es lo que sucede con las dietas voluntarias, se entra en un estado de descenso de peso, quemando las grasas o sea reservas existentes en el organismo.
Así funciona en grandes rasgos nuestra economía corporal.
Es real que luego de los cincuenta años, el metabolismo tiende a reducirse en mayor o menor medida.
 Pero esto bien puede compensarse con una reducción de las calorías ingeridas sin que esto signifique un drama para la vida de nadie.
 De hecho, los beneficios superarán ampliamente a lo que se debe renunciar. De por sí, luego de los cuarenta años por ejemplo, es conveniente reducir el grado de grasas ingeridas, así como de sal en las comidas. Comer mas frutas y menos alimentos envasados y embutidos.
Estas conductas alimentarias aconsejadas como benéficas en todas las edades se hacen mas aconsejables luego de los primeros problemas de salud crónicos, como problemas de hipo o hipertiroidismo, de colesterolemia, diabetes 2, hipertesión arterial, etc.
Todas estas enfermedades, aún cuando no se hayan manifestado aún, se presentan generalmente luego de los treinta y cinco a cuarenta años, dependiendo fundamentalmente del tipo de vida que se ha llevado, la alimentación y la actividad física y el grado de stress a que se ve sometida una persona por la actividad que desempeña.Ahora, todo esto hace que la variable del peso no tenga que ver con una cuestión estética, a esta altura, sino con una variable de salud y calidad de vida.
Esta demostrado que el sobrepeso en las articulaciones influye en los problemas de columna, y por tanto esto restringe las posibilidades de realizar determinadas actividades físicas.
Por otro lado, los problemas cardiovasculares, una de las causas de muerte mas importantes luego de los cuarenta años, se ven agravados por problemas de mala alimentación, tanto en calidad como en cantidad.
 La falta de una dieta balanceada con verduras y frutas, limitada casi exclusivamente a carne y papas, pastas y pizza, mas helados y dulces, hace que esta alimentación se tranforme en nociva para el organismo a largo plazo.
 Si a esto se le suma el sedentarismo y el stress, tenemos CARTÓN LLENO.
Por tanto, lo que aparece como un problema de LA EDAD, es en realidad, consecuencia de la sumatoria de MALOS HABITOS alimenticios, (el exceso entre ellos, pero no el único),sumado a la falta de actividad recreativa, que incluye la actividad física, indispensable para contrarrestar el stress.
 Estamos achacando a la edad algo que no tiene que ver directamente con ella, sino con nuestra pereza a modificar nuestra conducta de manera de mantener un cuerpo sano y estéticamente equilibrado.
Muchas veces he oído a algunas mujeres decir -"para que me voy a privar de comer lo que me gusta, si ya no voy a ser joven como lo fui, y nadie me deseará. Entonces me dedico a sacarme las ganas de comer, y me doy los gustos..."
-El piensa lo mismo tambíén. Se ve panzón, y por tanto, poco atractivo.
Y lo peor de todo es que prefieren dejar de luchar y seguir en la carrera de los que seducen con lo que son, a cualquier edad, para pasar a vivir de las glorias pasadas y las calorías presentes.
 Señora, señor, ustedes pueden tener el mismo peso que tenían a los veinte años, comiendo lo necesario para satisfacer sus requerimientos diarios, sin abandonar ningún alimento.
Simplemente llevando un control de  la cantidad de lo que se ingiere, en medida proporcional  del metabolismo que se observe, a cada edad.
Ser mas joven o mas viejo no es sinónimo de ser mas gordo o mas flaco.
Los mas longevos generalmente  son personas delgadas. Por lo tanto, dejemos de buscar excusas para comer lo que no nos hace bien, que es comer de mas, y usemos un instrumento infaltable que nos hará justicia: LA BALANZA.

LIC. MARTA GIRALT.




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