lunes, 26 de septiembre de 2011

HABLAR SOLO

LEOPOLDO PRESAS
Me hablo a mi misma, y me digo muchas cosas. No temo hablar conmigo.
Me doy apoyo cuando siento que me hace falta. Y me doy ánimo si mi vieja rutina de días iguales se quiere adueñar del hoy, nuevo, a estrenar.
Mucha gente considera signo de locura el hablar solo.
Pero es que yo no hablo sola. Hablo conmigo. Y si no me pongo de acuerdo con mis propias desidias, es difícil que el diálogo con otra persona sea fecundo.
La mayoría de la gente común dice hablar con los otros, cuando en realidad los usan de soportes de sus propios pensamientos y actos.
Hoy el ridículo no me puede. Y por lo tanto, lo hago siempre que lo siento necesario. Hablar y decirme las cosas que se dice con sinceridad a alguien que se quiere y se conoce. A veces puede resultar ridículo.
Nada mas sano y prudente.
No creas cuando te digan que no es normal hablar solo. Lo anormal es no hablarse, no conocerse, huir de la propia palabra, de la propia luz y su sombra.
Hoy, mientras el sol caía a ras sobre el pasto casi seco, yo me decía que me sentía bella. Y nada mas reconformtante que ser yo quien me diga algo de mi propia sensación de belleza.




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