EL AMOR LOCO
La mayoría de las canciones románticas hablan de un amor que no es amor. ¿Es que las mujeres a las cuales están dirigidas estamos tan locas o enfermas como para esperar esas cosas que nos prometen o nos piden los hombres en esos temas?
¿Está bien, es lìcito ese reclamo de que debemos salvarlos de su autodestrucción, de su soledad, de sus impotencias...?
¡Esperan tanto de nosotras¡ O quizás no esperan nada. Simplemente depositan afuera de sí mismos su tarea. Cambiar o aceptarse como son, sin defraudar a nadie. Ni a sí mismos.
A lo mejor sería bueno generar otras expectativas amorosas. Más legítimas y posibles. Más auténticas.
Que las apuestas sean a un amor a lo constructivo, a la posible, a lo que termine bien, y no en la muerte o la locura.
¿Y nosotras creemos que somos capaces de amar a alguien que no conocemos, y además, hacerlo cambiar, transformarlo en un ser diferente, del cual no nos enamoramos...?
Esas canciones han hecho derretir a mas de una de nosotras, y por otro lado, sin darnos cuenta, quizás, han construido una forma de amar que nos hace daño.
Esto que llamamos amor ha provocado en nosotros, en nuestras generaciones, parejas dependientes, destructivas, infantiles, caprichosas...
A justificado arrebatos, maltratos, sospechas infundadas, celos desmedidos, faltas al respeto de la libertad del otro, de su vida.
El amor nada tiene que ver con eso. Y debieramos saberlo. Si fuimos criados en el amor, sabremos que solo sabe de paciencia y de empeño. De caricias y de silencios, cuando es preciso.
De firmeza, y de intentos, fallidos, para ser finalmente logrados.
El amor es otra cosa que lo que clamamos, y si no empezamos por poner esto en claro, en vez de enseñarnos a amar, nos estamos enfermando.
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