domingo, 20 de febrero de 2011

FACUNDO, CUESTIONES DEL AMOR Y DEL ODIO





Yim Choon Lee 

Gracias a él la educación es gratuita en Argentina. Cuando
defendió este derecho dijo: “Prefiero que un rico que puede pagar no pague, antes que un pobre que no puede pagar, se quede sin recibir un beneficio social”, un argumento que hoy sigue siendo válido para pensar en muchos servicios que presta y debería prestar el Estado (educación, salud, renta básica universal, etc).
Sus argumentos doblegaron a los de Alberdi, para el que, existiendo la madre, era absurdo que el Estado invirtiera dinero en educación.
En parte gracias a él hasta la década del setenta fue posible el ascenso social en este país. Le debemos en buena medida el fenómeno “mi hijo el doctor”.
En Entre Ríos mis bisabuelos rusos comían y hacían sus necesidades sobre un piso de tierra. Gracias a él no sólo los descendientes de los gauchos judíos sino quienes nacimos en la clase media y no tuvimos padres adinerados, pudimos cursar una carrera universitaria.
A diferencia de Alberdi, que imaginó un Estado liberal clásico, él imaginó un Estado de Bienestar en el que cada persona tendría su propio terreno para cultivar y generar bienes de uso.
A mi modo de ver, además de Borges, es el escritor más grande que ha dado la Argentina. Sus crónicas de viaje son una delicia, el “Facundo”, un gran libro; algunas de sus observaciones sobre la cuestión social siguen teniendo plena vigencia.
Si en tu casa hay algún objeto de mimbre, en parte es gracias a él, que favoreció la comercialización de este material con el objetivo de que los pobres también pudieran adquirir sus muebles.
Quiso simplificar el idioma, que se escribiera como se habla, para que más personas tuvieran la oportunidad de aprender a leer y a escribir.
No fue un prócer ejemplar. Era racista, violó los derechos de los habitantes originarios, los persiguió y los mandó a matar.
Es obvio que este último personaje no merece nuestro reconocimiento (estaría tan agradecida que no me recuerden más abajo esta parte horrible de su personalidad, la conozco bien y la repudio).
Tampoco fue un reformador radical. Su perímetro siempre fue el capitalismo, aún bajo el modelo de Estado de Bienestar.
No me parece valioso tributar personas, sino determinadas acciones de ciertas personas, disposiciones que siguen siendo necesarias hoy en día para mejorar la sociedad. Por eso el otro Sarmiento, el de la educación gratuita y laica, merece todo mi homenaje y mi profunda gratitud en este segundo bicentenerario de su nacimiento. Apoyar una perspectiva sarmientina de la educación, defender el derecho a una educación gratuita, laica y universal, presionando para que el Estado otorgue becas destinadas a que los más pobres terminen la primaria, la secundaria y la universidad, y no como ocurre ahora, que quedan a mitad camino, es una lucha que todavía nos interpela.

ROXANA KREIMER. 

1 comentario:

  1. Hace unos días pasó sin pena ni gloria un aniversario más del nacimiento de Domingo Faustino SARMIENTO.
    Quise recordarlo y no encontré nada mejor ni mas representativo de mi pensamiento que lo que dice ROXANA KREIMER.

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