El cuerpo es el templo del alma. Es también el lugar donde registramos nuestas emociones, nuestras sensaciones de todo tipo.. Es el cuerpo el que sufre los embates del silencio forzado, de las relaciones que nos empobrecen y nos vampirizan.
Las enfermedades son formas en que el cuerpo habla, expresa su malestar, el maltrato del que es objeto.
Esto muchas veces nos hace sentirnos culpables, pero paradòjicamente no nos lleva a aceptar nuestra responsabilidad sobre su destino.
Si no nos damos cuenta de que somos los artìfices de nuestro bienestar a traves del honor con que cuidemos el cuerpo, su imagen arraigada en nuestro cerebro, imagen que perdura mucho mas que las mutaciones que sufre el cuerpo a lo largo del paso del tiempo, corremos el riesgo de caer en un cìrculo vicioso de culpa y atracones, de malestar y decepciones, de euforìa y depresiones.
La dieta que se empieza el lunes y se termina el viernes para llenarse hasta reventar,el fin de semana, es una muestra mas de ese cuerpo maltratado, usado como una cosa que vacìo y lleno a mi arbritrio.
Mi cuerpo soy yo.
Si lo lleno, me desbordo, si lo vacío, me maltrato como si fuese yo una cosa, una pobre cosa que no puede hacer mas que obedecer lo que le dictan sus agujeros y su voracidad.
Cuando se trabaja con un transtorno de la alimentacion se trabaja con el cuerpo, y por ende, se trabaja para llegar al alma.
No es una experiencia religiosa, sino ética y estética.
Un cuerpo que me representa, que no es simple receptàculo de lo que me falta o me sobra, un cuerpo que es la corporizacion de la forma en que me comunico con los otros seres que me rodean, a traves del contacto, la piel y la mirada, es un cuerpo vivido, un cuerpo habitado, un cuerpo humanizado.
No es este el cuerpo que pretenden vendernos con las siliconas para rellenar supuestas ambiciones vendidas en serie.
No es el cuerpo hecho a medida del marketing en un quiròfano.
Trabajar el cuerpo no es un tema superficial. Una persona que baja de peso, si no quiere volver a subir, y vivir eternamente en un sube y baja, ser un BAJAKILOS, no tiene otra alternativa que empezar a entenderse con este templo que es su cuerpo.
Empezar a adueñarse de sus arrugas, de sus señales del paso del tiempo, como de los hechos que registran su historia.
El respeto hacia el cuerpo es el comienzo del respeto hacia la propia conducta, la propia historia corporizada.
Por todo eso, los que consideran que el trabajo con la superficie corporal, con la obesidad y la bulimia, con la anorexia, con la estètica del deseo corporal, con la ètica del respeto por la integridad de nuestra imagen que muta y se mantiene, se trasforma para ser cada vez màs uno mismo, se equivocan cuando alegan que este es un trabajo superficial.
Nada mas profundo que trabajar en los lugares de contacto entre dos cuerpos. Es en lo vincular donde està el alma.
PAREJAS QUE BAJAN DE PESO EN PAREJA.
No puedo dar fe de el éxito de las llamadas terapias de pareja. Pero sí puedo contar que he visto y veo a diario bajar de peso parejas en mi consultorio.
Unen sus experiencias de equipo de años de conviviencia, y van compartiendo una dieta, nuevas formas de atravesar estas etapas de su vida compartidas.
El cambio que observo en estas parejas es muy interesante. Hay un reencuentro al final del tratamiento, donde no solo se encuentra el cuerpo perdido sino el otro compañero que se creìa irrecuperable.
Cada miembro de la pareja es esencial para colaborar con esa tarea de recuperar la armonía perdida.
Un buen matrimonio logra buenos descensos y buenos mantenimientos.
Esa es al menos, mi grata experiencia. No solo se encuentra uniòn corporal en una pareja a traves del coito y las relaciones sexuales. Se puede redescubrir la potencia escondida bajo la grasa acumilada por años de no darse cuenta.
Y junto con la delgadez llega el reencuentro. Nada mas grato, nada mas creativo.
Nada menos superficial que trabajar la superficie del cuerpo de una pareja.
 |
| Botero |
No hay comentarios:
Publicar un comentario