sábado, 28 de julio de 2012

Desbocada

Si, me fui de boca y me extralimité...
Desbocada en todos los aspectos...de ansiedad y de ganas de comerme el mundo y de comer el olvido. 
Mi boca, de pronto se transformó en una feroz máquina de devorar cosas que parecen augurar dolor. 
Me duele el rechazo, el desamor, lo pasado. Me duele hoy.
Y sin querer, me empaña este día en que nada de eso es una realidad. 
El pasado me pone el pie encima, me domina, me supera.
Se que es un momento, y que en breve, volveré a recuperar la cordura de reconocer el tiempo de las hojas frescas y tocar el verde césped del jardín. 
Pero me llené, de pronto, de bronca y espuma de impotencia.
A mi también, pese a tanto ejercitar el autodominio, me puede. Me puede lo incierto, aun cuanto lo busco, lo auspicio, le propongo encuentros tentadores. 
Y también me puede el rencor, la cosa indigesta del ayer. 
Si no reconociese esto me mentiría, estaría siendo una cosa dura, con la cara paralizada por la mueca de una sonrisa que no puedo dejar parir hoy.
Hoy es un día tormentoso.
Y las peores tormentas son esas interiores que parecen movernos todos los cimientos. Esos tan duramente sostenidos, a costa de privaciones, que nada han logrado mas que frustrar lo imposible. 
No soy hoy objetiva. Soy una llama que tiembla. Ardo de ira y de rencor. Y busco calmarme con la paz de mis manos sobre el teclado. 
Si no tuviese este poder de dar a mis dedos agilidad de saetas locuaces, como para disparar palabras que detengan un poco el dolor que me lacera, no sé que haría de mi esto que hoy me ha golpeado el interior de lo que jamás pretendí llenar de nada.
Soy hoy un rezo. Una plegaria. Un suspiro que aspira ser escuchado por esos espacios de mi capaces de escuchar y saber esperar. 

Luca Giordano


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