Nadie
 se esconde por nada. Y lo peor de todo, es cuando uno se esconde de uno
 mismo. Y entonces, come en soledad, bebe en soledad, y se siente 
peligroso cuando queda a merced de uno mismo. 
Algún motivo hay. 
Solo que con el tiempo, así como las reliquias mantienen huellas de un 
amor muerto y olvidado, nuestro sometimiento antiguo por viejas culpas 
sigue vivo, aún cuando lo único que quede del viejo delito, sea la 
ENORME CRUELDAD DEL CASTIGADOR QUE VIVE EN MI.
|  | 
| Roxana Brizuela | 
 
 
NO ENTENDI
ResponderEliminar