domingo, 3 de julio de 2011

LOS RECUERDOS


Si no fuese porque pasaron tantas horas, y días...Y porque el reloj ya se cansó. El momento de despedirlos es cuando ya no se siente ni culpa, ni deseo, ni casi nada.
Será el momento ideal para guardar esos sentimientos que solo saco a sentir cuando algo me cautiva el alma o la curiosidad, o quien sabe...la piel de la duda.
Si no fuese así seguiría adherida como una ameba a seres yertos, desaparecidos de mi vida hace años. 
Sin embargo, es discutible eso de que las cosas y los seres desaparezcan de nuestras vidas. Simplemente se trasladan a otros aposentos, mas alejados nada más, menos accesibles... 
Y de noche se enseñorean por salir a pavonearse con sus ropas de antaño, sus mismas caras nuevitas de entonces, lifitng del recuerdo. 
Cuando me logro dormir, encuentro a mi papà, su cigarrillo eterno y certero. Sus ojos verdes transparentes, buenos.
Y tambièn se me mezcla el terror hacia las monjas en las noches de niña, con los cucos de l vacío y la maldad desvelada.
No es cierto que el olvido lleva a cabo un trabajo "a conciencia".
Solo distrae la atención, tan fàcil de ser atropellada por naderías...
En cuanto se calla el sonido de la flauta que me eriza el oido, y cuando los colores del aterdecer se transforman en mera tela de nada, allì están ellos, agazapados, siempre alertas: los recuerdos. 

1 comentario:

  1. Recuerdos o vivencias retrotraídas son bemoles del arpa que del arcón fluyen para prodigar un sentir;
    Somos de carne y hueso y cuando nos invade la nostalgia abrimos el cofre absoluto para apaciguar el presente que nos atormenta.

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