El destino humano pendula entre la satisfacción de una necesidad, la de subsistir, y el cumplimiento de un deseo, que lo instaura en un orden humano.
El exceso y la carencia, son como dos caras de la misma moneda. Ambos devienen en insatisfacción.
No hay una forma absoluta de satisfacer un deseo humano. Es este el destino humano, y sobre esto se han explayado mucho los griegos.
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