domingo, 10 de junio de 2012

Nuestras alegrías

Los otros seres humanos no son los causantes de nuestras alegrías ni de nuestras desdichas. En todo caso, las comparten, y hasta las motivan.
Los hacemos cargo muchas veces de este lugar de causarlas, que debería ser de nuestro exclusivo privilegio.
Darle la llave de nuestra alegría a otro ser humano, es como poner la llave de nuestra casa en manos de un desconocido.

Teodor Axentowicz

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