sábado, 19 de noviembre de 2011

LA RESIGNACIÓN Y LA ESPERA.

ANIKO ZSABÓ
Y ya no te veo asomar en ningún momento. No te espero ya...
Mentira, todavía cada tanto, miro tu ausencia  y me resigno.
Resignación: una palabra que antes me caía muy mal, y ante la que me revelaba. 
Hoy es en la actitud mas adecuada. No voy a deseperar, porque ya no me sale. 
Me domaron las ausencias. 
Tantas distancias día tras día acostumbraron mi espera y la transformaron en casi nostalgia.
No lo digo con tristeza. 
Me congratulo de no haber intentado llenar tu vacío con otros vacíos. y calmar sedes imposibles. 
Acepté, luego de mucho patalear, y renegar, que es tu figura la que me falta ver, al atardecer. Y no otra. 
Y mi alegría se abre con el día de las luces matinales y los sonidos de la taza de café. 
Resignar una expectativa que dificilmente se cumpla es evitar dolor.
¿Me estaré aburguesando? ¿ me habré transformado en una persona fría que no se anima a alucinar tu cuerpo en la noche, cuando la sed me persigue como a un alma en pena?
No lo creo. Mi cuerpo espera, gozoso, atento, un auténtico encuentro, que sé habrá de llegar. 

1 comentario:

  1. NO SE SI LA ESPERA RESULTA TAN DOLOROSA, A VECES ES PRECIOSA. LA ESPERA NO ES UN TORMENTO.
    CHAPOTEAR EN LA MIEL ES ATREVIDAMENTE UNA FORMA DE DISCIPLINAR EL CUERPO.

    ResponderEliminar

Buscar este blog