jueves, 2 de junio de 2011

LA FELICIDAD


¿Es la felicidad un objetivo, una meta?
¿Es un estado pasajero que se transita sin saberlo, y luego se reconoce con nostalgia?
Algunos poetas hablan de su carácter caprichoso. 
Otros le otorgan relevancia al la capacidad de generar estados de bienestar a las personas mas allá de las circunstancias que deban atravesar . ¿Esto no tendrá nada que ver con la felicidad?
A veces la felicidad tiene cara de futuro, de logro, de superación. Y así la esperanza es su reemplazo. Pero ella está detrás, haciendo el aguante. 
Por otro lado, este concepto resulta un tanto abstracto a la hora de dar cuenta de que criterios nos pueden ser útiles para detectarla. 
Si preguntasemos a diferentes personas que las hace felices, veríamos el enorme espectro de  situaciones que están contempladas.
Pero en todas hay algo en común: las espectativas que cada uno ha puesto en este estado. 
Para ser mas clara, lo que cada uno espera que le suceda, o que logre en su vida, en determinado momento, para llamar a eso FELICIDAD.
La felicidad tiene un envoltorio que a veces es muy opaco y costoso, para un contenido evanescente. Si miramos no vemos, porque la felicidad está allí donde estamos nosotros, no donde esperamos su presencia. 
En definitiva, es un termino que tiene mucho de balance, de resultado. No es un sentimiento asible de forma automática. 
Uno agarra de repente una sensación muy placentera y puede decir que se siente feliz. Pero eso no es LA FELICIDAD. 
A ésta le exigimos durabilidad, confiabilidad, bases auténticas.Le pedimos pasaportes varios. Hasta que muchas veces, la desterramos de nuestra conciencia. Y entonces, estaremos desterrandola de nuestra vida?
Uno puede ser feliz y no darse cuenta?
¿O la felicidad es justamente ser consciente de ello? 
Me pregunto, ¿ que hacemos por la felicidad, para que nuestra felicidad sea posible?
La suma de buenos momentos no es equivalente a la felicidad. 
Muchos de nosotros no sabemos registrar cuando nos estamos sintiendo bien, cuando estamos sin tensiones que nos crispen, sin malestares, y con la calidez necesaria para que maduren nuestros proyectos así como  nuestros afectos. 
Mas bien tendemos a relacionar el bienestar con la euforia, acostumbrados a los picos de sensaciones que nos elevan el ánimo a estados especiales. 
Si la concepción de la felicidad es muy abstracta para nosotros, si le pedimos tantas cosas para darle un lugar en nuestra vida diaria, será difícil que logremos darnos cuenta de su presencia menuda y serena. 
Ciegos para apreciar lo que nuestros criterios no nos habilitan a detectar como valioso, la felicidad, ese criterio que puede ser un sentimiento cotidiano de agradecimiento y satisfaccción ante la simple sensación de estar vivo, nos bañamos en el mar de la falta, propia de quienes no saben que el mar en sí es plenitud, y es vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Buscar este blog