martes, 31 de julio de 2012

Un sábado más...



Amaneció helado el pasto, y el sol se asomó despacito, tímido, por atrás de l os árboles. 
Todavía parece estar desperezándose, y sus rayos despeinados no se desparraman para deshacer ese hielo que todo lo ha convertido en blanco cristal. 
El gato negro que suele deambular por el barrio seguramente ha sido echado de algún lugar, hace un ratito...y aquí anda, a mi puerta, intentando entrar y esquivar el frío. Anoche no hubo peleas de machos. El frío pudo hasta con el celo, y el gato negro está enterito, sin esas heridas de guerra que suele traer por las mañanas.
Cardales está despabilándose de a poco, con una parsimonia pueblerina. 
La vida de todos los días, de los sábados, con sus proyectos para algo diferente, una reunión con amigos, un encuentro amoroso, una salida a bailar....cosas que ni el frío puede impedir, hasta cierto punto. 
Los ánimos se atemperan con esta pausa que nos está dando el invierno apurado, invasor. 
"Lo que no pueden los padres lo logra el frío", se queja mi hija, que no logra armar proyecto para salir a bailar. 
Acá, mientras tanto, me preparo mi café de todas las mañanas, y de a poco, el calor se va apropiando de mi cuerpo, y vuelvo a sentir nuevamente esta maravillosa sensación de estar empezando a transitar UN SÁBADO MÁS....

Klee

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