sábado, 1 de junio de 2013

A quien nos ama, no le pidamos más que BUENOS MOMENTOS. Cualquier deuda genera POSIBLES MOROSOS, donde pudo haber SERES AMOROSOS.
Tanto el ejercicio del odio merecido, cómo del amor exacerbado y sin medida, termina dejando secuelas que suelen pagar quienes no han gozado del vértigo de tales sentimientos. No hay herencia más justa que la de la libertad sin condiciones.
Las tiranías del bienestar están proporcionando más de un herido de dolores perpetuos
EL HOMBRE Y EL CARRO

Iba un hombre tirando de un carro, por la mano derecha, casi pegado a la vereda, en la mañana de un día cualquiera. 
Se lo veía muy compenetrado en su tarea, con la actitud justa para llevar su carro, y conducirlo a destino.
La expresión de su rostro era de concentración, y no lo parecía distraer nada a su alrededor. Ni los niños que se cruzaban delante,y lo hacían deponer su ritmo concentrado,ni las voces de los vendedores ambulantes que coreaban sus baratijas. Sólo lo frenó el paso de un carruaje con cortinados, que pasó a su lado, deteniéndose de manera casi imperceptible, unos segundos ....
El carruaje siguió de largo. Y el hombre también, como si nada hubiese sucedido.
Así transcurrió la jornada. Transitando calles populosas, y luego humildes callejuelas, con señoras en las puertas de sus moradas, terminando sus tareas domésticas, despidiéndose antes de entrar en el interior de sus casas para la intimidad de la cena. Otras, para un nuevo encuentro con sus propias cuitas, tan necesario y esperado día a día.
El hombre sigue su camino. Algo en su rostro ha cambiado. Se lo ve desganado, hastiado, como si su ímpetu hubiese quedado atrás, con el carruaje furtivo.
De pronto, como si algo invisible lo hubiese detenido, levantó el brazo y se limpió la frente del sudor. Paró el carro sobre la vereda, sin molestar a los transeúntes. Y miró con detenimiento su carga. No había nada. El carro estaba vacío.
Había estado cargando NADA durante todo ese tiempo. Con denuedo, con devoción, con obstinación, y finalmente, con su cansancio y su hastío.
Perplejo ante esto, se sentó en el cordón de la vereda, y vio la luna, que empezaba a hacer destellos celestes y plateados. Joven, delgada, luna aún insinuante, en la tardecita de pueblo.
El hombre sintió como resbalaba una lágrima sobre su mejilla derecha.
La secó con su mano derecha, y se levantó, en paz.
Dio la vuelta, y dejando el carro vacío, siguió esta vez tirando de su propia sombra.

EN EL PAÍS DEL "MIENTRAS TANTO"

EL MIENTRAS TANTO...
Hay un tiempo que suele pasar desapercibido, por tener un perfil muy bajo.
Y sin embargo, podría decirse, si uno lo mira con cierto detenimiento, que es el tiempo en cuyos brazos transcurre la vida cotidiana. 
La característica central de MIENTRAS TANTO reside en cierta fantasía de inmovilidad, de eso que suelo llamar el síndrome de la BELLA DURMIENTE. En el mientras tanto, no se toman decisiones que puedan cambiar el rumbo de nuestra vida de forma irreversible. 
Se sigue adelante, despacito, con cautela, con los hábitos que uno viene sosteniendo, sin mucha convicción, por otro lado, dado que no hay nada que reafirme el rumbo. Pero la continuidad es, a veces, la mejor forma de acordar algo y consentirlo. 
Es así que, en el MIIENTRAS TANTO, un amigo mío se separó y se fue a vivir con una señora, mientras conseguía un lugar adecuado para vivir, y lleva ocho años en ese MIENTRASTANTO un tanto prolongado. Pero esta palabreja le permite a él sentirse en cierta libertad de pensarse libre, solo, sin compromisos, cuando esto le resulta necesario, y también le abre las puertas a ver su cotidianeidad de estar acompañado, atendido y hasta querido, sin pagar con un reconocimiento que su forma de valorar la vica no ve con buenos ojos...
Otra amiga, gordita ella, sueña con el día en que, cuando baje de peso, finalmente se anime a empezar el gimnasio, y a quedar embarazada. MIENTRASTANTO sigue comiendo de manera más tranquila que si la culpa la persiguiese, ante cada situación de desánimo o simplemente DE GULA. 
En el MIENTRASTANTO ella come. Y a la vez, vive de la ilusión de albergar un niño donde hoy solo da lugar a la comida. 
Otro conocido y que me entristece recordar, porque me toca más de cerca, cada vez que prendía un cigarrillo, cosa que tenía prohibido por su problema de hipertensión, decía que CUANDO DEJASE DE FUMAR VOLVERÍA A JUGAR AL TENIS, cosa que, según él, amaba.
Mas a pesar de todo este amor, EL MIENTRASTANTO lo llevaba por los desfiladeros del humo y convivía con la doble vida de toda persona que, al postergar sus deseos, JUEGA A DOS PUNTAS. Y así, no vive ninguna v ida. 
La SOBREVIDA es la vida que transcurre en el MIENTRASTANTO. 
Claro, en el país del MIENTRASTANTO se evita por un rato el dolor, el esfuerzo de elegir, la pena de descartar algo que uno disfrutó, pero también se pierde la genuina alegría de disfrutar del HOY.
Cada vez que me digo a mi misma o escucho a alguien invocar este neologismo me tomo un respiro y DECIDO.
Lo imposible o lo que DEBIERA SER, los TENGO QUE, etc etc, son los pre conceptos o axiomas que dificultan desde el comienzo cualquier intento de transitar por la vida de manera acorde a LO POSIBLE. 
La tiranía de los mandatos o esa pretendida auto exigencia disciplinadora, que orada cualquier ilusión de disfrutar de LO POSIBLE, es la piedra fundamental en la que se fundan las frustraciones de la mayoría de nuestros proyectos y deseos.
Sabemos que la condición humana, es, por esencia, problemática. 
Y también es harto conocido hoy, a estas alturas, que desconocemos de muchos de los determinantes de nuestros actos. 
Por lo tanto, plantearnos algo A CONCIENCIA, es resignar la batalla a quien ya tiene una gran carta ganada: nuestro inconsciente, freudianamente concebido. O dicho de otra manera, a nuestras viejas y poderosas costumbres que suelen imponerse por sobre las mejores intenciones de mejorar. 
"Mañana empiezo la dieta". "Cuando tenga dinero para comprar la casa nos casamos", "hoy salgo total estudio mañana todo el día y listo", etc etc, son algunas de las frases con las que solemos auto engañarnos con totalidades que están destinadas al fracaso. 
HOY NO SE FÍA, MAÑANA SÍ, es una frase muy interesante, que se exhibe en muchos comercios. Y juega con esto que es la CERTEZA EXCLUYENTE DEL AHORA POR SOBRE CUALQUIER MAÑANA...
Y sabemos que un comercio es un lugar donde se trabaja para ganar dinero, por lo tanto," MEJOR PÁJARO EN MANO QUE CIEN VOLANDO...."
"Cuando me decida a formar una familia, dejaré todo y SENTARÉ CABEZA..."., mientras tanto....
La vida transcurre en el MIENTRAS TANTO. Y su ley es LO POSIBLE. Su tiempo el AHORA. 
No me refiero al YA, impaciente y exigente, marketinero y voraz, sino al AHORA. Al momento de actuar. 
Posponer, procastinar, patear para adelante, bicicletear, son diferentes frases o imágenes más o menos popularers para dar cuenta de esto de la ILUSIÓN de elegir entre dos cosas, TODO O NADA, LA BOLSA O LA VIDA. 
Cuando nos escuchemos pendular en este tipo de razonamientos, DUDEMOS¡¡¡
Son falsas opciones. NO SE ELIGE ENTRE EL TODO Y LA NADA, ya que entre ambos está LA VIDA.
no quiero con formar a nadie.
Cada vez que dejé de ser para tapar agujeros que vi en los otros, me perdí.
Cayendo en agujeros de lana de ropa ajena, en agujeros de pozos de calles lejos de mi casa. 
Mi forma no la conozco. 
Sé de la forma de cumplir mandatos ajenos, y darme gustos para recompensarme por haber cumplido, y castigarme con privaciones de autoestima, de mi reconocimiento de eso que soy, de yo, de mi.
No quiero ya con formar nada que no sea la forma de lo que quiere mi paso cada mañana.
In formes recuerdos de promesas no cumplidas, menos mal....
Pertinaz memoria del amor que se hizo piel, y alimento, calma y caricia cotidiana. 
Con la forma de mis sueños tejo tantas cosas que aún me queda lana para hacerme una bufanda en esta mañana de frío, en que la garganta es aún un pájaro a la espera de la tarde, sin trinos atravesando el aire.
No voy a formar parte de ningún proyecto que pretenda informarme de lo que no tiene forma alguna. 
No hay forma de torcer el cauce de un río sin un dique y yo no quiero diques y prefiero acallar las ganas, dando salida a mi forma de dejar fluir la pausa, la sencilla pausa que me devuelve algo de lo perdido, cada vez que, sin querer, me escapo por las cornisas de mis sentidos.

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