Mi narcisismo, mi grandísimo narcisismo...
Cuando ese personaje se adueña a veces de mi persona, y me hace sufrir
lo indecible por cosas que no lo valen, es cuando me acuerdo de YO
PECADOR ME CONFIESO, esa oración que solía rezar de chica, en la iglesia
sin que deje de tener siempre alguna relevancia en mi vida.
Muchas veces uno ha hecho cosas
por "parecer", por "figurar", por "aparentar". Desde ponerse algo para
PARECER MAS JOVEN hasta usar un auto nuevo PARA PARECER MAS PODEROSO, o
sentirse muy seguro detras de una matrícula que nos protege ante la
opinión de quien no la puede defender desde lo formal, simplemente
porque uno ha sido sistemático y hasta obsesivo en sus estudios,
buscando juntar constancia tras constancia, y respondiendo a las normas,
generalmente muy caprichosas del sistema educativo.
Sistema,
que,por otro lado, hay que ser muy joven para poder aceptar, por esas
cuestiones paradójicas que tiene la rebeldía juvenil.
Pero en otras
oportunidades, ha sido ese narcisismo, maltrecho y a medias sostenido,
el que ha salvado a la persona, de perecer ante los acosos de los
mandatos despiadados de una sociedad que es pura exigencia, ciega, hasta
el final, y a la vez, pura permisividad, total, hasta el vacío.
El
camino de la vida lo va entrenando a uno a desarrollar mas la
autoestima, ese afecto y respeto por uno mismo, incondicional, ya que el
siempre joven narcisismo, impetuosamente primitivo, parcial, infantil,
no termina de crecer y adecuarse a las reglas actuales.
El artista
es narcisista, en su mejor sentido. Lucha hasta el final por el
reconocimiento pero de acuerdo a las reglas de una autoestima nacida no
se sabe de donde, madura sin saber de que manera.
El narcisismo siempre es infantil. Representa mis cuentas pendientes, esas que no parecen terminar de pagarse nunca.
Este abogado que es el narcisismo, cuando las cosas van bien, no cesa
de representar a quien fuimos, que es el antecedente de quien somos.
Siempre nos rescatará ante el espejo con la sensación de que, a pesar de
haber pasado mas de cincuenta inviernos, este verano está tan bueno
como el primero....
Narcisismo, Narciso, el que se enamora de una
imagen que no se reconoce como propia y por tanto, la única forma de
adueñarse de ella es apropiándosela, a puro empeño y pasión.
He
visto mi narcisismo herido en muchas oportunidades. Pero no en
demasiadas. Siempre el cándido narcisismo arreglaba y se conformaba por
unos pocos pesos. Le daban un piropo a mi linda figura, un enamoramiento
de esos que son FLECHAZO, y el amigo narcisimo quedaba satisfecho.
Porque un narcisismo sano, negocia. No se encierra en un recinto cerrado
lleva a la persona a morir. Siempre encontrará una forma de recibir lo
que necesita: sentirse grande, fuerte, hermoso, no importa de que
manera, cuando, como...
El narcisismo no parece darse cuenta que
deja regalada a LA PERSONA, la que reclama aún comprensión y respeto,
mas allá del cuerpo que ostentamos, o sin tener demasiado en cuenta esos
sentimientos egoístas y mezquinos, piropos mediante, que dicen
llamarse amor, y son simplente la máscara del deseo sexual mas
manifiesto, mas obceno, mas irracional.
Hoy en día, algunos gestos de agravio me confirman, me halagan, me hacen sentir que estoy en la buena senda.
Mi narcisismo no ha dejado de luchar, pero mi autoestima ha asumido el
primer lugar en mi respresentación. Y la verdad, o agradezco. Me lo
merezco. Cada uno es responsable de su propia representación ante sí
mismo.
 |
Anthony Sandys |